El legado del escorpión, de Juanjo J Ruiz.
Lengua: CASTELLANO
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788498865080
Nº Edición:1ª
Año de edición:2009
Plaza edición: MADRID
Cuando las aventuras se revisten de historia y se aderezan con la brillantez de la fantasía, tenemos en la coctelera un explosivo brebaje al que llamaremos:
"El legado del escorpión".
"El legado del escorpión".
Si eres un viejo lobo de mar, disfrutarás con las aventuras de una inteligible jerga naval con la que adorna las travesías de los personajes.Asistirás a la muerte del general Gravina, a la batalla de Tenerife, todo ello bajo un encomiable rigor histórico plagado de anécdotas y revelaciones asombrosas, como el primer sumergible utilizado en 1804, algo de lo que yo era un perfecto desconoceder.
No dudo que te perseguirá la curiosidad y realizarás entretenidas y apasionantes investigaciones por tu cuenta, como fue mi caso, y es que El legado del escorpión, entretiene, cierto, pero ilustra, algo que para un escritor como yo produce una sana envidia, pues compaginar la ortodoxia con la fantasía es un arte que no se aprende.
El título hace honor a la novela, pero para comprenderlo es necesaria su lectura, pues se encuentra en la trama de la historia, en una de sus apasionantes aventuras y eso es algo que no voy a revelaros. El autor se encuentra marcado por una fascinación que empapa su obra, un respeto profundo por los personajes históricos y hombres que vivieron en aquella convulsa época y que tuvieron que lidiar con la monarquía de los Borbones y los indeseables como Godoy.
Por ello, Juanjo nos presenta a su protagonista y a sus camaradas de armas, el capitán de infantería de marina Juan Ruiz de Medinaceli, nuestro narrador testigo, como un hombre bizarro, curtido en mil contiendas, ducho en el arte de la esgrima, apasionado de las aventuras y del mar, a quien no le tiembla el pulso a la hora de batirse en duelo o emprender las mas arriesgadas misiones al servicio de la patria sin importarle la suerte que pueda correr su vida. Un hombre de honor que acepta la arriesgada misión que le encarga en el lecho de muerte el general Gravina, una misión que de lograrla, hará temblar los cimientos del imperio de Bonaparte, y es que nuestro protagonista es capaz de eso.
Yo, como el admirado Reverte expresó en una carta dirigida al autor, que tuve el privilegio de leer, también afirmo: he disfrutado como un enano.
Es una de esas novelas para enmarcar como homenaje al bicentenario; fresca, diferente, original, valiente. Todo un éxito de este granadino hoy desconocido, mañana, vosotros lo diréis.
Sinopsis del libro:
"Dicen los mayordomos más antiguos del Palacio Real que existe un documento prohibido en sus archivos que data de los tiempos en que Godoy manejaba la nula disposición para el gobierno de Carlos IV y las bajas pasiones de su lujuriosa consorte. Dicho documento es una pantomima de juicio secreto que sufrió el capitán de infantería de marina Juan Ruiz de Medinaceli, uno de los oficiales más leales del heroico Brigadier Churruca y que fue guardado en el Archivo Real por el mismo valido en persona. En la solapa del gran sobre se puede leer aún hoy con dificultad: “No entregar ni enseñar, bajo pena de traición, ni al general don Antonio de Escaño, ni a los tenientes generales don Francisco Javier Uriarte, don Cayetano Valdés o cualquier otro mando de la Marina de España. Fdo: Su ilustrísima don Manuel Godoy y Álvarez de Faria Sánchez Ríos Zarzosa. Príncipe de la Paz. 28 de Febrero de 1806”.
Esta novela refleja en primera persona y con sintaxis sencilla pero apasionada, la aventura que vivió el capitán Juan Ruiz de Medinaceli bajo las órdenes del intrépido Brigadier Churruca y junto a un puñado de valientes marineros e intrépidos oficiales en busca del “Escorpión de los Vientos”. Del asesinato del ex tutor real de Fernando VII, don Garcilaso de Villacastín a los increíbles sucesos de Dominica en donde se celebró el último juicio de la inquisición americana. Del hallazgo del “Escorpión” en tierras de los sorprendentes indios Oconi al encuentro con el corsario Abercromby y por último, su postrera misión. Matar al almirante Villeneuve, al cobarde Domanoir y al mismísimo Napoleón en el París de 1806. Si queréis viajar con la imaginación, esta novela no os defraudará.