Hola amigos. Anoche experimenté la mayor de las satisfasciones que puede sentir un escritor. Compartir su obra con la gente que de verdad le importa. La gente sencilla que ama la literatura. Cuando hablas en público, a mi por lo menos, me embarga una angustia excitante porque no quieres defraudar a la gente. Quieres ser digno de su tiempo. Sus miradas, sus sonrisas, la forma con que asienten con la cabeza... Sientes que eres importante para ellos y eso es algo que no puedo explicaros. ¡Hay que vivirlo!